Hay días en que me siento como si tuviera quince años de nuevo; rebelde, impulsiva, vibrante, pero con ganas de cerrar la puerta tras de mí con un portazo, tirarme en la cama con la música retumbando en las paredes de la habitación y gritar. Gritar mucho, tan solo silenciada por la almohada.
Afortunadamente, este sentiemiento suele ser pasajero y basta con hacerlo para que, igual que llegó, desaparezca.
Lo que no se pasa es la sensación de hacerte cada vez más y más pequeñita hasta ser casi invisible y correr el peligro de ser pisada por cualquiera.
... http://www.youtube.com/watch?v=dXO3OMGKPpw ...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario