sábado, 29 de marzo de 2008

MUROS

Por cortesía de Ruth, una de las compañeras y amigas de este viaje, os dejo un texto de Eduardo Galeano[(Montevideo, 3 de septiembre de 1940) ,periodista y escritor uruguayo], llamado "Muros" y que enlaza bastante con una conversación que hemos tenido aquí esta mañana, sobre porqué los gobiernos apoyan unas u otras causas. Intereses. Lo de siempre.

MUROS (EDUARDO GALEANO)

El Muro de Berlín era la noticia de cada día. De la mañana a la nocheleíamos, veíamos, escuchábamos: el Muro de la Vergüenza, el Muro de laInfamia, la Cortina de Hierro...
Por fin, ese muro, que merecía caer, cayó. Pero otros muros han brotado,siguen brotando, en el mundo, y aunque son mucho más grandes que el deBerlín, de ellos se habla poco o nada.
Poco se habla del muro que Estados Unidos está alzando en la fronteramexicana, y poco se habla de las alambradas de Ceuta y Melilla.
Casi nada se habla del Muro de Cisjordania, que perpetúa la ocupaciónisraelí de tierras palestinas y de aquí a poco será 15 veces más largo queel Muro de Berlín.
Y nada, nada de nada, se habla del Muro de Marruecos, que desde hace 20 añosperpetúa la ocupación marroquí del Sáhara occidental. Este muro, minado depunta a punta y de punta a punta vigilado por miles de soldados, mide 60veces más que el Muro de Berlín.
¿Por qué será que hay muros tan altisonantes y muros tan mudos? ¿Será porlos muros de la incomunicación, que los grandes medios de comunicaciónconstruyen cada día?
En julio de 2004, la Corte Internacional de Justicia de La Haya sentencióque el Muro de Cisjordania violaba el derecho internacional y mandó que sedemoliera. Hasta ahora, Israel no se ha enterado.
En octubre de 1975, la misma Corte había dictaminado: "No se establece laexistencia de vínculo alguno de soberanía entre el Sahara Occidental yMarruecos". Nos quedamos cortos si decimos que Marruecos fue sordo. Fuepeor: al día siguiente de esta resolución desató la invasión, la llamadaMarcha verde, y poco después se apoderó a sangre y fuego de esas vastastierras ajenas y expulsó a la mayoría de la población.
Y ahí sigue.
Mil y una resoluciones de las Naciones Unidas han confirmado el derecho a laautodeterminación del pueblo saharaui.
¿De qué han servido esas resoluciones? Se iba a hacer un plesbiscito, paraque la población decidiera su destino. Para asegurarse la victoria, elmonarca de Marruecos llenó de marroquíes el territorio invadido. Pero alpoco tiempo, ni siquiera los marroquíes fueron dignos de su confianza. Y elrey, que había dicho sí, dijo que quién sabe. Y después dijo no, y ahora suhijo, heredero del trono, también dice no. La negativa equivale a unaconfesión. Negando el derecho de voto, Marruecos confiesa que ha robado unpaís.¿Lo seguiremos aceptando, como si tal cosa? ¿Aceptando que en la democraciauniversal los súbditos sólo podemos ejercer el derecho de obediencia?
¿De qué han servido las mil y una resoluciones de las Naciones Unidas contrala ocupación israelí de los territorios palestinos? ¿Y las mil y unaresoluciones contra el bloqueo de Cuba?
El viejo proverbio enseña:
La hipocresía es el impuesto que el vicio paga a la virtud.
El patriotismo es, hoy por hoy, un privilegio de las naciones dominantes.
Cuando lo practican las naciones dominadas, el patriotismo se hacesospechoso de populismo o terrorismo, o simplemente no merece la menoratención.
Los patriotas saharauis, que desde hace 30 años luchan por recuperar sulugar en el mundo, han logrado el reconocimiento diplomático de 82 países.Entre ellos, mi país, el Uruguay, que recientemente se ha sumado a la granmayoría de los países latinoamericanos y africanos.
Pero Europa, no. Ningún país europeo ha reconocido a la República Saharaui.España, tampoco. Este es un grave caso de irresponsabilidad, o quizá deamnesia, o al menos de desamor. Hasta hace 30 años el Sahara era colonia deEspaña, y España tenía el deber legal y moral de amparar su independencia.
¿Qué dejó allí el dominio imperial? Al cabo de un siglo, ¿a cuántosuniversitarios formó? En total, tres: un médico, un abogado y un peritomercantil. Eso dejó. Y dejó una traición. España sirvió en bandeja esatierra y esas gentes para que fueran devoradas por el reino de Marruecos.Desde entonces, el Sahara es la última colonia del África. Le han usurpadola independencia.
¿Por qué será que los ojos se niegan a ver lo que rompe los ojos?
¿Será porque los saharauis han sido una moneda de cambio, ofrecida porempresas y países que compran a Marruecos lo que Marruecos vende aunque nosea suyo?
Hace un par de años, Javier Corcuera entrevistó, en un hospital de Bagdad, auna víctima de los bombardeos contra Irak. Una bomba le había destrozado unbrazo. Y ella, que tenía ocho años de edad y había sufrido once operaciones,dijo:-Ojalá no tuviéramos petróleo.
Quizás el pueblo del Sahara es culpable porque en sus largas costas resideel mayor tesoro pesquero del océano Atlántico y porque bajo las inmensidadesde arena, que tan vacías parecen, yace la mayor reserva mundial de fosfatosy quizá también hay petróleo, gas y uranio.
En el Corán podría estar, aunque no esté, esta profecía:
Las riquezas naturales serán la maldición de las gentes.
Los campamentos de refugiados, al sur de Argelia, están en el más desiertode los desiertos. Es una vastísima nada, rodeada de nada, donde sólo crecenlas piedras. Y sin embargo, en esas arideces, y en las zonas liberadas, queno son mucho mejores, los saharauis han sido capaces de crear la sociedadmás abierta, y la menos machista, de todo el mundo musulmán.
Este milagro de los saharauis, que son muy pobres y muy pocos, no sólo seexplica por su porfiada voluntad de ser libres, que eso sí que sobra en esoslugares donde todo falta: también se explica, en gran medida, por lasolidaridad internacional.
Y la mayor parte de la ayuda proviene de los pueblos de España. Su energíasolidaria, memoria y fuente de dignidad, es mucho más poderosa que losvaivenes de los gobiernos y los mezquinos cálculos de las empresas.
Digo solidaridad, no caridad. La caridad humilla. No se equivoca elproverbio africano que dice: La mano que recibe está siempre debajo de lamano que da.
Los saharauis esperan. Están condenados a pena de angustia perpetua y deperpetua nostalgia. Los campamentos de refugiados llevan los nombres de susciudades secuestradas, sus perdidos lugares de encuentro, sus querencias: ElAaiún, Smara...
Ellos se llaman hijos de las nubes, porque desde siempre persiguen lalluvia.Desde hace más de 30 años persiguen, también, la justicia, que en el mundode nuestro tiempo parece más esquiva que el agua en el desierto

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