viernes, 24 de octubre de 2008

Como Un Pollito De Colores Entre Pollitos Amarillos.


Desde que estoy en este trabajo en el que nuestro señor (Oh, Lord!) tuvo a bien colocarme, podría haber escrito un libro de frases célebres, a cuál más…interesante.


La primera de ellas fue cuando una de mis queridas compañeras, con las que comparto tantas cosas y lo más esencial, la forma de ver la vida, defendió su cambio de sucursal ante el sindicato alegando que “ a las mujeres no nos gusta conducir y de hecho nos estresa conducir”. Primer premisa.Está claro que a todas las mujeres del mundo mundial, sin excepción alguna, nos abomina conducir y que esto nos produce tal estrés que nos inhabilita para cualquier otra actividad. Y a aquella que le guste conducir, es que es un marimacho. Punto.


La segunda hace algunas semanas, otra compañera me contaba acerca de sus marujeos amoriles que le gustaba un chico bastante, muy guapo, bien parecido y simpático, pero que no sabía “porque era un rollo sindicalista y a ella le gustan los chicos trabajadores y hombres, hombres de verdad, no vagos” (sic). Segunda premisa. Cualquier persona que luche por sus derechos y máxime si estos son laborales, es porque no quiere trabajar, lo cual para un hombre, es poco menos que ser una nenaza. Está claro que el papel del macho dominante en esta sociedad es trabajar y llevarle a sus hembras (todos sabemos que los machos dominantes lo son de toda la manada) una buena presa todas las noches.


La tercera y (de momento) última, no se ha hecho esperar. Esta misma semana, pidiendo ayuda al director, ya que era el único hombre de la oficina, para cargar unas bolsas de monedas, porque como todos sabemos también, las mujeres somos inferiores y eso es innegable. Nuestra inferioridad física nos pone en esa posición y debemos aceptarla con resignación ya que esto nos imposibilita para cualquier esfuerzo físico, sobre todo si requiere de fuera o habilidad. Cualidades que sabemos masculinas. Esta última premisa era también de mi querida compañera la feminista, la que odia conducir y a la que estresa un coche más que trabajar puteando a la gente de ocho de la mañana a ocho de la noche.


Visto lo visto creo que antes de que se termine mi contrato tendré un par de perlas más. No sé si publicarlas o prepararme un monólogo.


PD1: Por si acaso hay algún despistado-a, nótese el tono irónico de mis palabras


PD2: La foto, porque así me siento yo, como un pollito rosa fucsia entre pollitos amarillos

1 comentario:

Anónimo dijo...

diós mio ...soy una marimacho...!!!!!